Un viaje a través de la adolescencia

Reflexiones sobre una etapa que nos cambia por dentro y por fuera Dicen que la etapa más difícil que vivimos es la adolescencia. Puede ser que sí, puede ser que no. Creo que depende completamente de la persona, del ambiente familiar en el que se desarrolla y, por supuesto, de la época en la que le toca vivir. Cada generación tiene sus propios retos, sus propios vacíos, sus propias luchas. Querida lectora, mi adolescencia sí fue complicada. Bueno… no solo la adolescencia, desde la pubertad todo me hacía llorar. Tenía una hipersensibilidad que hasta yo misma cuestionaba. Y bueno, ¿a quién quiero engañar? Sigo siendo hipersensible, aún hoy todo me mueve, me toca, me atraviesa. Pero en aquel entonces, hasta una mosca que pasara cerca me hacía llorar. Sé que muchas de nosotras pasamos por una pubertad extraña, compleja y difícil de navegar. Y este viaje no se hace más fácil cuando los adultos que deberían acompañarnos no saben cómo, o simplemente no quieren, guiarnos con amor y comprensión. Porque claro, nadie puede experimentar en cabeza ajena, lo sé, pero al menos podrían evitar las frases que duelen más que cualquier crítica abierta: “¿Para qué lloras?”, “Deja de hacer drama”, “Cállate”, “Eso son tonterías”. ¿Tonterías? ¿Para quién? ¿Quién decide qué emociones son válidas y cuáles no? ¿Quién les dio el poder de minimizar lo que sentimos? Nadie tiene derecho a juzgar nuestras emociones. Mucho menos a invalidarlas. Pero lo hacen, una y otra vez, y con eso siembran una voz interna que nos cuestiona todo, que nos hace sentir que algo está mal en nosotras por sentir. La adolescencia debería ser una etapa de descubrimiento, de experimentar, de conocernos y reconocernos. No una etapa que debamos superar como si fuera una prueba de resistencia. Porque luego, en la adultez, vienen los arrepentimientos: por no haber vivido lo que queríamos, por no haber sentido lo que necesitábamos, por haber callado cuando queríamos gritar. La vida es una, y hay que vivirla, llorarla, abrazarla y también soltarla. Así que si tú, lectora, estás aún en ese viaje, o si apenas estás sanando lo que dolió en esa etapa, te abrazo fuerte. Tu historia, tu sensibilidad y tu forma de ver la vida son valiosas. Y aquí, en este espacio, todas tus emociones son bienvenidas.

Pici Valdez

6/1/20251 min read

worm's-eye view photography of concrete building
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