Dismorfia corporal: Cuando no te ves como realmente eres

Una herida invisible en el espejo Alguna vez te has mirado al espejo y has sentido que no encajas con lo que ves… que tu cuerpo no es suficiente, que debería ser diferente, mejor, más “aceptable”? Si la respuesta es sí, no estás sola. Y quizá estés enfrentando algo de lo que muy poco se habla: la dismorfia corporal. ¿Qué es la dismorfia corporal? La dismorfia corporal, también conocida como trastorno dismórfico corporal, es una condición psicológica que afecta la forma en que una persona percibe su apariencia física. Quien lo vive no se ve como realmente es: se enfoca en supuestos “defectos” físicos, muchas veces inexistentes o mínimos, y esos pensamientos se vuelven obsesivos, dolorosos, incapacitantes. Esta distorsión de la autoimagen no tiene que ver con vanidad, ni con inseguridad “normal”. Es una lucha interna constante que puede afectar profundamente la salud emocional, las relaciones personales, el autoestima y hasta el desempeño en la vida cotidiana. ¿Cómo se siente vivir con dismorfia corporal? Vivir con dismorfia es despertarte y sentir que algo está mal con tu cuerpo. Es no poder mirarte con ternura. Es evitar fotos, espejos, ropa que antes te gustaba. Es escuchar un halago y no creerlo. Es esforzarte por mejorar tu salud física, pero sentir que nunca es suficiente. A veces la crítica más dura no viene de afuera… sino de una voz interna que no para de juzgarte. Muchas veces, quienes la padecen son personas que han sufrido burlas, comentarios hirientes o juicios sobre su apariencia desde muy pequeñas. Y sí, muchas veces también esas heridas vienen de casa: de la familia, de las comparaciones, de los “consejitos” que lastiman más de lo que ayudan. ¿Cómo identificarla? Algunos signos comunes son: Pasar mucho tiempo frente al espejo… o evitarlo por completo. Preocupación excesiva por una parte específica del cuerpo (nariz, peso, piel, cabello, etc.). Compararse constantemente con otras personas. Buscar procedimientos estéticos frecuentes o innecesarios. Sentir ansiedad, vergüenza o depresión debido a la imagen corporal. Cambios constantes en la alimentación o en la forma de vestirse para "ocultar defectos". Si te sentiste identificada con varios de estos puntos, detente. Respira. No estás rota, ni exagerando. Solo estás cargando con algo que necesita atención, amor y comprensión. ¿Y ahora qué? ¿Se puede sanar? Sí. Con ayuda profesional, con redes de apoyo, con espacios seguros como este, con palabras que abracen en lugar de señalar. La dismorfia corporal no desaparece de la noche a la mañana, pero se puede trabajar. Se puede aprender a ver tu cuerpo con compasión, a escucharlo con más amor y menos juicio. Se puede reconstruir esa relación contigo misma desde el respeto. En El Tiempo del Cuerpo… Sabemos que el cuerpo también tiene su tiempo. Sabemos que sanar no es lineal, pero sí posible. Este blog nace de historias reales, como la tuya, como la mía, como la de tantas mujeres que merecen sentirse vistas, comprendidas y abrazadas. Así que si hoy te sentiste reflejada aquí, te decimos esto: No eres tu reflejo. Eres mucho más que eso. Tu valor no se mide en tallas, kilos o simetrías. Tu cuerpo merece amor… y tú también.

Pici Valez

5/31/20251 min read

worm's-eye view photography of concrete building
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